GENOCIDIO EN ARGENTINA
19.01.2015 09:57GENOCIDIO EN ARGENTINA
Dr. Oscar José Reyes*
En el mes de agosto del año 2007 y como consecuencia de la muerte por desnutrición de 19 aborígenes, entre ellas una niña menor de dos años, el Defensor del Pueblo de la Nación Eduardo Mondino, inició una demanda a favor de la comunidad toba y la Corte Suprema, como consecuencia de dicha presentación, dictó una medida cautelar que obliga a los gobiernos nacional y provincial a garantizar la salud, el alimento, la provisión de agua potable, la educación y la vivienda entre otras medidas de carácter sanitario
El pasado 7-1-2015 un niño de la etnia qom, Néstor de 7 años, murió desnutrido y tuberculoso. Parece que la orden de la Corte Suprema de la Nación no se cumple.
¿Puede ser que los argentinos estemos insensibilizados ante estos casos? ¿Será que nuestra conciencia está en un profundo sueño del que no despertamos? Resulta evidente que nuestra capacidad de análisis y reacción ante hechos de esta naturaleza está paralizada.
Causa temor las declaraciones del Jefe de Gabinete del Gobierno Nacional Jorge Capitanich en punto a que se trata de “un caso aislado” y “una operación política de una magnitud extrema”(www.infobae.com -08-01-2015-), olvidando que, aunque fuese así, un niño de 7 años murió desnutrido y tuberculoso. Temeraria es en igual sentido, la palabra de la Presidente de la Nación cuando el 4 de febrero de 2014 por Cadena Nacional, afirmara “yo no creo que haya algún argentino que se muera de hambre”. Mentira. ¿Es que los qom no son argentinos?
Es indudable, a mi entender, que ambos funcionarios tienen una grave distorsión en sus percepciones y emociones pues no están en contacto con la realidad, una especie de “esquizofrenia moral”. No se puede negar que en la Argentina de hoy hay niños que mueren por enfermedades ligadas a la pobreza y sus consecuencias como la desnutrición.
Mirando la situación desde mi óptica cristiana, me preocupa y duele lo que sucede. Al tratar de interpretar esta triste realidad me pregunto -y voy a dar por entendido que Uds. conocen o han leído el Nuevo Testamento- ¿qué pasa con la cristiandad en este país? ¿Es que acaso no tiene los recursos humanos ni materiales como para disminuir drásticamente la desnutrición y sus consecuencias? ¿Habremos entendido el contenido del Padrenuestro desde esa individualidad nefasta que nos caracteriza?
Lamentablemente desde años la cristiandad argentina coquetea con “el mundo” y “el mundo” ha penetrado en sus estructuras en todos sus niveles, logrando que el virus de la indiferencia haya herido de muerte al Sermón de la Montaña y así, los cristianos evangélicos, hemos perdido autoridad, eficacia; fuera de las cuatro paredes de la Iglesia ya no tenemos “favor con todo el pueblo”: las necesidades de los hambreados y enfermos no ha sido incorporada espiritualmente al Cuerpo de Cristo. Sin embargo, por misericordia de Dios, asoma una nueva generación en este siglo que, sin poder despegarse por ahora de cierta “cultura evangélica” y algunas falsas doctrinas de sus mayores, levanta su cabeza con energía y piensa, investiga, critica, observa, estudia las Escrituras, practica su fe y exige razones hasta donde la revelación lo permita.
Como siempre en cada época, Dios deja un remanente de Su pueblo y aumenta Su gracia para que pueda cumplir la función de ser sal y luz que el Señor Jesús ha encomendado, poniendo en práctica la ética del Sermón del Monte y, así, recuperar la credibilidad y autoridad espirituales que permita servir fielmente a todos los hombres. Estamos obligados a ACTUAR, a hacer obras de bien (“dadles vosotros de comer”), atacando los problemas urgentes y cotidianos de nuestra sociedad, vivificando al Cristo. Esta es mi esperanza.
Volviendo al tema central, la realidad de hambre y muerte en los pueblos originarios se viene reiterando desde años y el silencio de la población toda cubre el delito de omisión, no sólo de los cristianos, sino de todos aquellos que, creyendo o no en Dios, nada hacen, nada dicen; y ello, muestra una injusticia crecida.
A veces en mis malos pensamientos, que los tengo, creo que existe un proyecto o plan organizado para que con el correr del tiempo y la desaparición de estas comunidades hambreadas, algunos oscuros personajes pasen a apoderarse de sus tierras y aumentar su poder económico. Estoy en duda sobre si existe tal intención pero, sea como sea, no quisiera ser responsable, por mi fe, con mi silencio ante algo que está a la vista.
Ahora bien, dejando de lado la cristiandad y sus obligaciones, es cierto también que dar de comer o brindar atención a quienes están enfermos es una cuestión que compete a todo hombre, más allá de su creencia religiosa, sólo por simples razones antropológicas. Y en este punto afirmo que la responsabilidad de las autoridades nacionales y provinciales es única y agravante. Pensar lo contrario u ocultar la realidad de los penosos hechos, sólo sirve para calificarlos como personas decadentes moralmente hablando, más allá de las cuestiones de orden jurídico.
Los argentinos estamos inmersos en una sociedad esquizofrénica y hemipléjica donde el “valor vida” no existe, salvo graciosamente en las sentencias judiciales, pero no debemos olvidar que todos estamos hechos a imagen y semejanza de Dios y que en cada ser humano existe una llama de divinidad que crece o se extingue conforme lo que cada quien elija y practique respecto al valor que considere supremo. Aquellos que hemos elegido creer en Jesús, el Cristo, somos hijos de Dios Padre y tenemos una real dignidad y una misión que cumplir a favor de todo hombre; los que no, deben recordar que la ética del Señor Jesús es universal y está escrita en el corazón de cada quien; o sea, que unos y otros no tenemos excusa posible ante los hambreados, enfermos y oprimidos. En este caso el camino a la salvación terrenal y, quizás, sobrenatural, de nuestros hermanos qom empieza con un plato de comida, asistencia sanitaria, vivienda y educación. Manos a la obra.
* Presidente INSTITUTO NACIONAL DE DESARROLLO HUMANO (INDHU)
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